El amor por correspondencia no es nada nuevo, pues a través de los siglos, el correo ha sido una forma de acercar los corazones, compartir pensamientos y sentimientos. Lo único que ha cambiado es la forma de enviarlos y recibirlos, pues las nuevas tecnologías nos han provisto de correos electrónicos y otras formas de comunicación como los famosos chats, a través de los cuales se gestan cada día los más tórridos romances, en la inmensidad de la Red.
Con la facilidad del Internet, la moda del “ciberamor” se ha extendido rápidamente, puesto que ahora tenemos a la mano este medio para conocer a nuestra “alma gemela”, aunque viva del otro del lado del mundo.
Según opinan algunos psiquiatras, escribir a alguien que no conocemos, puede “hacer surgir un intenso sentimiento romántico y avivar el fuego de la pasión”, lo cual está sucediendo con miles de personas en todo el planeta, que a diario intercambian cartas electrónicas y chateos, con la esperanza de encontrar a su “media naranja”.
Los psicólogos señalan que es difícil decir cuánto de ilusión y de alucinación hay alrededor de las relaciones virtuales y que es totalmente posible enamorarse de alguien que no se conoce.
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